PREMIO PLÁCIDO FERNÁNDEZ VIAGAS 2022 A MAIXABEL LASA
Sevilla, 25 de marzo de 2022
Intervención de Álvaro Sánchez, Presidente de ADD
Álvaro Sánchez abrió el acto expresando el deseo de que vuelva la paz a Ucrania y se ponga fin a la agresión que sufre este país por parte de Rusia. Seguidamente dio la palabra a Carlos Carrera para que presentara el Premio que se concede este año en su XXXV edición a Maixabel Lasa.
Intervención de Carlos Carrera, Secretario de ADD
La Asociación Derecho y Democracia concede este año el Premio Plácido Fernández Viagas a Maixabel Lasa Iturrioz por su labor en favor de la paz, la recuperación de la convivencia y la superación del odio y el conflicto generados por la actividad terrorista de ETA en la sociedad vasca y española durante más de cincuenta años.
Maixabel sufrió la violencia terrorista al ser asesinado por ETA en el año 2000 su marido Juan María Jauregi, político vasco con el que llevaba 25 años casada y que era su compañero desde los 16 años. Fue Directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo entre 2001 y 2012. Puso en marcha junto con Txema Urkijo una nueva etapa en las políticas de reinserción y de restauración, propiciando los encuentros entre víctimas y presos de ETA (la denominada vía Nanclares de justicia restaurativa). Ella misma se entrevistó con los asesinos de su marido presos en la cárcel (Luis Carrasco en 2011 e Ibon Etxezarreta en 2014). En 2011 y 2012 se llevaron a cabo una serie de encuentros. El PP, al llegar al Gobierno un mes después del final de los atentados, eliminó estos encuentros restaurativos.
Consideramos que la contribución de Maixabel a la deslegitimación de la violencia como medio para conseguir objetivos políticos ha sido y sigue siendo de gran trascendencia, y queremos destacar la grandeza de la experiencia que ha protagonizado.
Que se hablara de políticas de reinserción después de que ETA rompiera la tregua en 1999 y en el contexto del plan Ibarretxe no fue nada fácil. Tampoco lo fue hablar de todas las víctimas.
La vía Nanclares (por el nombre de la cárcel de Nanclares de Oca, Álava, en la que estaban los presos disidentes de la banda) fue un proyecto de justicia restaurativa o reparadora. Las víctimas juegan un papel activo en el proceso y los autores de los delitos son animados a asumir la responsabilidad por sus acciones y reparar el daño, en la medida en que puede repararse. Después, una parte del colectivo de presos de la banda ha seguido esa estela, aunque sin usar la denominación de vía Nanclares, al asumir el rechazo del terrorismo, reconocer el daño causado y la legalidad penitenciaria, escribía Luiz R. Aizpeolea en diciembre de 2013. Y añadía:
“En el punto final de ETA resulta necesario recuperar el espíritu de la Transición en el que la grandeza y la amplitud de miras del Estado de derecho y la consecución de la convivencia se impongan sobre el odio”. “La reclamación social de autocrítica que se dirige al abertzalismo por su pasada complicidad con ETA, es todavía la asignatura pendiente del abertzalismo ante esta creciente demanda social de autocrítica”.
Eta anunció el fin de la violencia en octubre de 2011. Más tarde llegó el desarme y la disolución (2018).
La justicia restaurativa es, según Tony Marshall, “un proceso a través del cual las partes o personas que se han visto involucradas y/o que poseen un interés en un delito en particular, resuelven de manera colectiva la manera de lidiar con las consecuencias inmediatas de éste y sus repercusiones para el futuro”.
Es, por tanto, un proceso en el que participan las personas afectadas por un hecho injusto, pone el acento en las víctimas, sobre todo, y en los victimarios, más allá de las responsabilidades penales de estos que son exigidas por la justicia punitiva. Es una forma de paliar el dolor de las víctimas, reforzar la crítica a la violencia mediante la autocrítica de los propios victimarios, de ayudar a cicatrizar las heridas. Algunos presos de ETA iniciaron una autocrítica y quisieron pedir sinceramente perdón a las víctimas por el daño que habían causado. Algunas de las víctimas, como Maixabel, se encontraron con ellos. La violencia y el odio dieron paso al encuentro y la palabra, a la reparación y la reintegración.
Algunos estudios sobre el tema concluyen que las Reuniones de Justicia Restaurativa realizadas en persona reducen la frecuencia de crímenes posteriores entre delincuentes que están dispuestos a participar en estos programas. Asimismo, las víctimas que participan en las RJR expresan niveles más altos de satisfacción en cuanto al manejo de sus casos, están menos inclinadas a querer buscar venganza, y sufren menos síntomas de estrés postraumático. Por último, las RJR parecen tener una alta eficacia en función de costos, por lo que es recomendable encontrar maneras de aumentar su aplicación.
Dice John Carlin que para él fue sorprendente cómo Mandela logró reconducir los sentimientos negativos de su gente hacia la reconciliación. Dice Carlin: «lo fantástico de eso es que, como ser humano (Mandela) sentía mucha rabia por lo que su familia sufrió, pero tuvo la inteligencia de anteponer los intereses de su país y entendió que no iba a lograr el objetivo de la democracia si iba por el camino de la venganza». En un país dividido por 50 años de odio racial y que estaba al borde de la guerra civil, Mandela consiguió la unión del país, acercando a blancos y negros por medio del deporte.
Tanto en el libro de Carlin, ‘El factor humano’, como en la posterior película basada en el libro (Invictus) se menciona el poema de William Ernest Henley (1849–1903), escrito en 1875, y del que Mandela hizo uso en sus años de prisión para que le ayudara a sobrellevar su encarcelamiento. Los dos versos que cierran el poema son, quizás, los que mejor resumen el espíritu de libertad que se encuentra en su lectura:
«Soy el amo de mi destino; soy el capitán de mi alma».
Blanca Portillo, que ha interpretado el papel de Maixabel en la película de Icíar Bollaín, ha dicho que se siente «muy honrada de poder encarnar a Maixabel Lasa». «Imagino que ella no es consciente de hasta qué punto es transcendental lo que ha hecho, su carácter, su forma de concebir la vida y el mundo, su compromiso personal. Es una mujer que despierta una enorme admiración, es una figura importante y debemos dar gracias de que exista alguien así».
Por todo esto, la Asociación Derecho y Democracia ha concedido este Premio a Maixabel Lasa.
Intervención de Maixabel Lasa
Maixabel inició su intervención recordando la figura de Plácido Fernández Viagas, el primer presidente de la preautonomía andaluza, que da nombre al Premio que concede la Asociación Derecho y Democracia, y dijo sentirse honrada por la concesión de este Premio.
A continuación, se refirió a Juan Mari Jauregi (1951-2000), su marido asesinado por ETA, que fue y es un referente para ella en toda su labor. Militante activo en la lucha contra el franquismo, participó en ETA VI Asamblea y fue condenado a una pena de cárcel de un año y medio en Basauri. Partidario, junto a otros, de abandonar la lucha armada dejó ETA en 1972 y se integró en el Partido Comunista (1973-1989).
Juan Mari siempre pensó que ETA tenía que desaparecer cuando llegara la democracia. Luego se incorporó en 1990 al Partido Socialista de Euskadi-Euskadiko Ezquerra (PSE-EE). Tras ser concejal en Tolosa fue gobernador civil de Guipuzkoa (1994-1996) y se convirtió en objetivo de ETA. Desde ese puesto participó en la lucha contra el terrorismo y también en la investigación del cuartel de Intxaurrondo y del caso ‘Lasa y Zabala’, dos presuntos militantes de ETA, torturados y asesinados por los GAL, y en el posterior juicio en el que resultó condenado el general de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo, que dirigía Intxaurrondo, por su implicación en esos hechos. “Juan Mari testificó contra Galindo por los crímenes de Lasa y Zabala”.
“Juan Mari era un hombre que hablaba con todos, que defendía a todas las víctimas, fueran de atentados terroristas de ETA, de los GAL o de torturas, que tendía puentes entre los que pensaban como él y los que pensaban de distinta forma, que luchó hasta el último suspiro para solucionar el problema de la violencia. Él creía que había que solucionar el tema cuanto antes, ya que cada vez entraba gente más joven. Estoy convencida de que lo mataron por eso”.
Al igual que otros exgobernadores civiles, después de su mandato tuvo que salir del País Vasco. En su caso fue a Chile, donde estuvo tres años trabajando y viajaba de vez en cuando a Tolosa para visitar a la familia y amigos. En esta ocasión había venido a pasar unos días de vacaciones.
Lo mataron los miembros del comando Buruntza en la cafetería del Frontón Beotibar, de Tolosa, en la que había quedado con un amigo, de un tiro en la nuca. Los integrantes del comando eran Ibon Etxezarreta, Luis María Carrasco y Patxi Xabier Makazaga, que fueron juzgados y condenados a treinta y nueve años de prisión.
A continuación, se refirió a su etapa en la Dirección de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo. Desde ese puesto apoyó a todas las víctimas, no solo a las de ETA. También a las de los GAL y de otros grupos como el Batallón Vasco Español; las víctimas de todos los terrorismos, aunque el que más víctimas provocó fue el de ETA. Es lo mismo que hizo Juan Mari. “Todos son igual de víctimas que yo”, dijo Maixabel.
Por último, habló de los ‘Encuentros restaurativos’ que mantuvo con Carrasco y con Ibon Etxezarreta. Estos ya habían expresado su deseo de hablar con las víctimas y se habían desmarcado de ETA, como otros presos de Nanclares. No solo padecieron la cárcel sino también el aislamiento al que los sometió el colectivo de presos que seguía las instrucciones de ETA, contraria a la vía Nanclares. Funcionaba como una secta. Ellos eran doblemente presos: de la cárcel y de ETA. ETA prohibía a los presos acogerse a la reinserción individual prevista en la legislación penitenciaria. Si sales del colectivo eres un traidor.
“Tuve escolta durante varios años, después de aparecer en los papeles de un comando terrorista”, dice Maixabel. “Era perder mi libertad”.
En estos encuentros restaurativos, a diferencia del juicio contra los autores del atentado, en el que nunca le preguntaron nada a ella, tuvo la oportunidad de preguntar a los etarras si sabían quién era Juan Mari, que había sido miembro de ETA y del Partido Comunista, y de expresar lo que han sufrido ella y su hija María. Ellos no sabían nada de eso, solo que había sido gobernador civil. ETA no les daba ninguna información sobre los objetivos de los atentados para que no pudieran pensar o sentir algo, simplemente tenían que ejecutar lo que se les encomendaba. Les señalaban el objetivo y ellos lo ejecutaban sin preguntarse nada. Era una dinámica de total deshumanización.
Estos encuentros han tenido varias consecuencias: han servido para deslegitimar la violencia y favorecer la convivencia, para sanar heridas de las víctimas y dar una segunda oportunidad a los victimarios y para desidealizar a ETA. Se trataba de que hubiera un diálogo que pudiera reparar de alguna manera a la víctima a través del reconocimiento del daño causado por el victimario. No se trata de perdón, sino de dar a este una segunda oportunidad.
Los encuentros iban precedidos de una seria preparación de víctimas y victimarios, por separado, con los mediadores, para que salieran bien y no causaran ningún daño añadido a la víctima.
Txema Urkijo (adjunto de Maixabel en la Dirección de Atención a las Víctimas) y Mercedes Gallizo (secretaria general de Instituciones Penitenciarias) impulsaron los encuentros de la vía Nanclares, y Esther Pascual actuó como mediadora[1]. Eduardo Santos también. Todo se hizo de forma muy discreta.[2]
Edu estuvo con Esther en el primer encuentro que Maixabel tuvo con Ibon (2014), que tuvo lugar en la casa de aquel, cuando ya el gobierno central había retirado su apoyo a la vía Nanclares. Eduardo Santos es autor del libro ”Los ojos del otro” (2013), sobre este proceso. “Es el libro más completo sobre este fenómeno”.
Txema Urkijo ha descrito sus vivencias en este proceso en ‘Tras las huellas del terrorismo en Euskadi: justicia restaurativa, convivencia y reconciliación’ (Dykinson, 2019).
Más que confort a nivel personal, pensaba que estos encuentros servirían de forma positiva para la futura convivencia en la región, ya que esas personas tarde o temprano saldrían de la cárcel. «Lo que yo mantengo siempre es lo que me empujó a ser la primera víctima que se veía con su victimario, y es que todos nos merecemos una segunda oportunidad», declara la propia Maixabel Lasa a El Confidencial.
“El saber que eso es posible, que es mucho más sanador que la justicia punitiva, nos hizo ver a todas las víctimas que participamos en los encuentros que las personas podemos cambiar y que el ser humano puede recapacitar sobre las mayores atrocidades», relata la protagonista de la famosa película.[3]
¿De qué ha servido tanta violencia, más de 850 muertos? Para nada, dijo Maixabel. “La violencia no sirve para nada. No han conseguido nada. No han conseguido la independencia y el socialismo por los que decían luchar. Hubo una fase en que vieron que estos objetivos no los iban a conseguir y trataban solo de provocar daño: la “socialización del sufrimiento”, lo llamaban. Una barbaridad”.
ETA tuvo una cierta aureola durante el franquismo entre un sector de la sociedad, pero la perdió. Uno de los etarras que se entrevistaron con ella le habló de su decepción al conocer en la cárcel a los jefes de ETA: “eran unos mediocres”. Esos mediocres eran los que les mandaban.
La izquierda abertzale quería hacer política, pero los atentados de ETA se lo impedían. Por eso presionaron para que la banda pusiera fin a la violencia. La banda dejó de matar porque se encontraba en una situación de extrema debilidad, fruto de la acción policial y de su creciente aislamiento social y político. La sociedad cada vez reaccionaba más activamente contra los atentados.
No todos los etarras participaron en la vía Nanclares. Había un sector mayoritario que no estaba de acuerdo con esta vía. Además, en 2012, cuando llegó el PP al gobierno puso fin a los encuentros restaurativos que habíamos iniciado en 2011. “Si se hubiera continuado con este proceso muchos otros podían haber participado en él y haberse desmarcado totalmente de ETA. En cambio, todavía hay algunos que después de haber cumplido su condena son incapaces de reconocer que ETA y su violencia no debieron existir nunca”.
“Los encuentros en los que participé supusieron para mi liberarme de una pesada carga, fueron sanadores. También supusieron dar una segunda oportunidad a los etarras que participaron en ellos. Yo, como Juan Mari, creemos en las segundas oportunidades.” La vía Nanclares supuso que miembros de ETA reconocieran sin ambages el daño causado a las víctimas y que la violencia no debió usarse jamás para alcanzar fines políticos.
“Ibon Etxezarreta me dijo que no me iba a pedir perdón porque lo que hizo era imperdonable. Yo le dije que soy agnóstica y el perdón tiene connotaciones religiosas. Lo que sí hice fue darles una segunda oportunidad de reinsertarse en la sociedad y rehacer su vida. Las segundas oportunidades y el respeto a los derechos humanos son los ejes de mi actuación. Pero derechos humanos para todos, no solo para unos. Cuando preguntaban a los etarras por la pena que se hubieran impuesto a sí mismos por lo que hicieron, ellos siempre descartaban la pena de muerte. Ellos, que habían condenado a muerte a sus víctimas”.
“Yo le dije a Ibon que había sido muy valiente, pues tuvo que enfrentarse al colectivo de ETA. También al rechazo de otros”.
“Todo esto ha servido también para recuperar en buena medida la convivencia, para entrar en otra dinámica. Gente que no me saludaba empezó a saludarme sin que hubiéramos hablado del tema. A Ibon le dije que mientras viviéramos estaríamos unidos por esta historia. Él mismo quiso participar en algunos de los homenajes que cada 29 de julio celebramos en recuerdo de Juan Mari, junto al monolito dedicado a él (una estela levantada en el monte Burnikurutzeta, en una zona boscosa de Legorreta, en el que fueron esparcidas sus cenizas y con el que tenía una especial vinculación porque solía ir allí de excursión con algunos amigos), que, por cierto, han destrozado unos fanáticos varias veces. Ibon se quedó de piedra cuando le ofrecí llevarlo en mi coche al acto de 2014. Los asistentes, algunos también víctimas de ETA, se sorprendieron al verlo aparecer conmigo. Ibon llevaba un ramo con 14 claveles, 13 rojos y uno blanco. El blanco simboliza su sincero arrepentimiento, que inicia una etapa nueva en su vida y que rinde homenaje a la memoria de Juan Mari por primera vez. Los rojos eran los años en que había estado ausente de la conmemoración. Algunos de los asistentes, amigos de Juan Mari, se acercaron a saludar a Ibon una vez terminado el acto. Este es un ejemplo de la recuperación de la convivencia en Euskadi a que me he referido”.[4]
“Algunos se han preguntado si los presos que se acogieron a la vía Nanclares obtuvieron beneficios penitenciarios por ello. No los hubo, en absoluto. El arrepentimiento que se dio en ellos fue sincero y no había motivaciones de ese tipo. A estos, además, no les hacían los ‘Ongi Etorris’ (‘bienvenida’, en los pueblos, cuando salen de la cárcel)”. “Es una costumbre que se está desterrando. No se pueden hacer homenajes públicos a los asesinos, como no se hacen a los violadores”.
Otra cosa distinta de la justicia restaurativa es la aplicación de la legislación penitenciaria a los que deciden acogerse a ella.
En la última parte de su intervención, Maixabel comentó que la película dirigida por Icíar Bollaín estaba muy bien hecha. Una persona del público dijo que la película debería proyectarse en los colegios y Maixabel respondió que se estaba proyectando en distintos lugares, como algunas cárceles, y en centros educativos, con coloquios en los que ella participaba.
Una década después de aquella experiencia cabe plantearse si no es necesario retomar la vía iniciada en Nanclares.[5]
Sevilla, 25 de marzo de 2022
Reseña elaborada por Carlos Carrera Ortiz
Las notas son del autor de la reseña:
[1] Ver la crónica de Mónica Ceberio del trabajo de Esther Pascual con los presos disidentes de la banda y con las víctimas. El País, 2-5-2018.
[2] En la pantalla del acto se ve una foto del encuentro celebrado en la cárcel de Pamplona en 2021, en el que se proyectó la película ‘Maixabel’ a los presos y hubo después un coloquio. En el escenario están Icíar Bollaín, Maixabel y Edu. Asistieron unos 50 presos. Lo recoge ElDiario.es de 26-9-2021. Icíar Bollaín cuenta cómo le llegó la historia de Maixabel. Dice: “Me parece increíble que una víctima quiera hablar con su verdugo, la persona que más daño le ha hecho”. Muchos amigos y familiares “no entienden lo que hizo (Maixabel) y les resulta muy doloroso, yo creo que es lo que nos pasaría a la mayoría de personas” “Para mí lo que cuenta la película es que la violencia es devastadora. Lo ves en la víctima y lo ves en ellos. Y luego hay una sociedad que vive esa violencia y que también se queda traumatizada. El poder que tiene el cine es hacer sentir eso, que no es ideológico: es terrorífico. Deja secuelas en todos”. El Diario.es de 23-9-2021.
[3] Ver El Confidencial de 12-12-2021.
[4] Ver la Crónica de María San Miguel en El País, 30-7-2016. Dice: “Maixabel, como líder de la familia y amigos que recuerdan a Juan Mari, ha conseguido apropiarse de lo que los asesinos quisieron arrebatarle. Le quitaron a Juan Mari, pero no le robaron las ganas de transformar la sociedad en otra mejor y posible”.
Ver en el siguiente Blog este vídeo del homenaje de 2014, el primero en el que participó Ibon Etxezarreta.
[5] Ver La Vanguardia de 31-5-2021.
Zubiak significa «puentes» en Euskera. Los puentes de diálogo y entendimiento entre personas de ideas distintas que Juan Mari siempre defendió. Zubiak es el primer episodio de la serie de siete episodios ‘Eta, el final del silencio’. Es un documental de 90 minutos de duración dirigido por Jon Sistiaga y Alfonso Cortés-Cavanillas, que fue presentado en el Festival de San Sebastián. Movistar.
Otras películas, documentales y libros han tratado el tema de ETA: «El fin de ETA» (en Filmin, cuenta el proceso de negociación entre gobierno y ETA en 2006, controlado por Rubalcaba, que fue precedido de los encuentros celebrados desde 2002 entre Jesús Eguiguren y Arnaldo Otegui, continuó luego con encuentros en Ginebra y Oslo y la tregua de ETA de marzo de 2006, que esta rompió con el atentado de la T4 de Barajas el 30-12-2006), «Los ojos del otro» (sobre los encuentros restaurativos), «La línea invisible», «Patria», de Fernando Aramburu, «El desafío: ETA», «La pelota vasca», «El precio de la libertad», «Negociador», son algunos de ellos. Enlace.
Jon Sistiaga ha escrito una novela, «Purgatorio«, sobre este mismo tema, en la que el periodista y reportero escarba en la falsa idea de que existen violencias buenas. O violencias virtuosas. Y se refiere a los que instigaron a muchos jóvenes a traspasar la línea, pero que (los primeros) se han ido de rositas mientors estos han acabado cumpliendo 25 años de condena. A esos instigadores se refiere el autor en la entrevista cuando dice: «Son los que crearon una narrativa para convencerlos (a los jóvenes), pero ellos tienen buenos trabajos, una segunda esposa joven, niños, dos coches. Por eso, ojalá que lean Purgatorio y que les escueza. Que les escueza mucho». 26-3-2022.
Carlos Zanón comenta la primera novela de Jon Sistiaga (Purgatorio) en Babelia. Dice que Sistiaga «Utiliza la ficción para darnos la verdad de cómo sucedieron las cosas sin la obligación periodística de probar, sin el respeto deontológico a las declaraciones con la grabadora apagada». 19-3-2022.
Aizpeolea ha escrito el artículo «Así fue el diálogo con ETA«, El País, 10-6-2007. Enlace.
La revista Grand Place ha editado un número especial a los diez años del final de la violencia terrorista titulado ‘Fin de ETA, 10 años’, en el que varios expertos como Jesús Eguiguren, Harkaitz Millán, Felipe Juaristi y el historiador Luis Castells destacan los elementos que contribuyeron a dicho final. Enlace. 20-10-2021.