Marcos Peña, que fue presidente del Consejo Económico y Social, escribe “La reforma laboral ataca de nuevo”, El País, 22-5-20.
En el artículo dice que lo que hay que hacer ahora es reforzar la convivencia y favorecer la certidumbre, no hacer mudanza en tiempo de tribulaciones o dinamitar la mesa de diálogo social. El mercado de trabajo está exhausto de tanta reforma. Lo esencial es el trabajo, no el contrato. Hay que huir de ese espejismo que consiste en creer que la realidad es posterior al BOE. La realidad es que tenemos un millón y medio de empresas de las que el 95 % cuenta con menos de cinco trabajadores. Lo que menos necesita el mercado de trabajo es incertidumbre e inseguridad, y lo que más: cautela, prudencia, simplicidad, armonía y reforzamiento. Hay que reforzar a los agentes sociales y económicos, que son los que mejor saben lo que necesita el mercado y los que mejor negocian sus intereses. Lo que ha ocurrido esta semana (no contar con ellos para derogar la reforma laboral), dinamita el diálogo social. Para alcanzar trabajos dignos y con derechos hay que “deslaborizar” el gobierno de este mercado: no son las normas laborales las que mejoran el mercado de trabajo, lo mejoran sus trabajadores, la calidad y cualidad de su capital humano. Cuanto más preparados estén mejor será nuestro mercado. La primera política laboral es la política del conocimiento, de la educación, de la formación, de la investigación. El verdadero pacto es un acuerdo nacional por el conocimiento. Y, a su lado, políticas sectoriales para robustecer nuestro mercado de trabajo: industriales, medioambientales, sanitarias…
Hay que minimizar el daño (la crisis en la que ya estamos metidos) desde el entendimiento, la razón y la compasión. No lo conseguiremos sin contar con la complicidad decidida y comprometida de los agentes sociales y económicos. 23-5-2020.
Vidal-Folch escribe sobre esa derogación íntegra el artículo «Cristalino: es un engaño y un disparate», en el que dice que es un engaño insistir en la derogación íntegra porque eso no fue lo acordado en el Pacto de coalición de Gobierno de 30-12-19; al contrario, incumple y viola dicho pacto, pues en él se acota la derogación a 3 aspectos: el despido por absentismo debido a enfermedad, las limitaciones a la ultraactividad, y la prioridad de los convenios de empresa sobre los sectoriales. Y se recogen también 3 supuestos de recuperación de derechos: sobre subcontratación (de las kellys), poner fin a la modificación unilateral del contrato por la empresa y ligar el descuelgue del convenio a causas económicas graves. En ninguna parte figura la expresión «derogación íntegra», que según la propia Ministra de Trabajo «técnicamente no es posible». Y es un dislate por el momento en que se produce (emergencia nacional), la forma (pacto secreto) y sus efectos (dinamitar el diálogo social), dice el autor. 23-5-20.