Emile Zola y el Caso Dreyfus

2015 11 04 J'acusse, Émile Zola, portada de L'Aurore
     Portada de L’Aurore, 13-1-1898

EMILE ZOLA INTERVIENE EN EL CASO DREYFUS CON SU ARTÍCULO J’ACCUSE…!

El Caso Dreyfus ha pasado a la Historia como un hito en la lucha por el Derecho y la Justicia, y también como un hito en la conformación de la Prensa como cuarto poder.

El Capitán Alfred Dreyfus es condenado en 1894 por un Consejo de Guerra por haber filtrado a Alemania datos secretos del Estado Mayor de Francia. Se cometen irregularidades en el juicio, pero había que contar con un culpable y su condición de judío contribuyó a que lo condenaran. Fue un claro error judicial como se demostró más tarde. Fue condenado a cadena perpetua en la Guayana francesa.

Posteriormente el Coronel Georges Picquart, jefe de los servicios secretos, encuentra pruebas de la inocencia de Dreyfus y de la culpabilidad de otra persona (el comandante Esterházy, auténtico autor de las filtraciones) y las pone a disposición de sus superiores, pero estos le ordenan guardar silencio y acaban enviando a Picquart a Túnez para quitarlo de enmedio (1896).

Se celebra un nuevo Consejo de Guerra contra Esterházy (1898), que acaba con su absolución, pese a que todas las evidencias prueban que fue éste el que filtró los datos y no Dreyfus. Reconocer el error judicial habría supuesto un grave desprestigio para la institución militar, por lo que lo mejor es no revisar la condena a Dreyfus y absolver al verdadero culpable para que no sufra la reputación de quienes lo condenaron.

Frente a esta injusticia se alza Emile Zola el 13 de enero de 1898 con su famoso y brillante artículo “J’accuse…!”, publicado por el periódico minoritario L’Aurore, pese a que la opinión pública tiene más que asumida la condena a Dreyfus. El artículo se subtitula “Carta al Presidente de la República” francesa Félix Faure, y en él Zola acusa de infamia a los principales protagonistas del juicio y condena a Dreyfus,  y apela al Presidente para que esta mancha para la República y la justicia no prevalezca.  Zola es consciente del riesgo que corre al acusar a altos mandos militares, primero por el error judicial cometido al condenar a Dreyfus por un delito que no cometió, y luego por absolver a un culpable (Esterházy), lo que suponía mantener la condena a Dreyfus pese a su manifiesta inocencia evidenciada en el juicio a Esterházy. Pero afronta el riesgo en defensa de la verdad y la justicia.

El artículo de Zola provoca una verdadera explosión y un vivo debate en la opinión pública. Zola sufre amenazas de muerte y la hostilidad de la prensa nacionalista y antisemita mayoritaria, que inicia una campaña para desacreditarlo, atacando incluso a su padre ya fallecido. Finalmente es condenado por difamación y tiene que marchar al exilio del que vuelve en 1899.

Pero el caso Dreyfus se reactiva y, al cabo de los años el juicio se revisa, la condena es anulada y Dreyfus rehabilitado (1906).

El artículo de Emile Zola (ver en Información complementaria) contribuyó decisivamente a ello, pero Zola no llegó a ver la revisión del caso pues falleció en 1902 en circunstancias no aclaradas. Así termina J’Accuse…!:

«Sólo un sentimiento me mueve, sólo deseo que la luz se haga, y lo imploro en nombre de la humanidad, que ha sufrido tanto y que tiene derecho a ser feliz. Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma. Que se atrevan a llevarme a los Tribunales y que me juzguen públicamente.  Así lo espero».

Nota elaborada por Carlos Carrera Ortiz

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