La crisis económica ha afectado especialmente a los sectores más vulnerables de la sociedad incrementando las desigualdades sociales. Ahora que se presentan algunos indicios de recuperación cabe preguntarse por el modelo social al que nos encaminamos: ¿un modelo más individualista y de precariedad para un tercio de la población o un modelo de cohesión social como el que estábamos construyendo hasta que se desencadenó la crisis?

Es necesario acometer una lucha más decidida contra el fraude fiscal y para aflorar la economía sumergida, como vías para incrementar los ingresos públicos, ante el deterioro de las cuentas de la Seguridad Social y de los servicios sociales, el incremento imparable de la deuda pública y la lenta reducción del déficit público.

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