«Orgullosos del Barça», por Miguel Cardenal, Secretario de Estado para el Deporte

Foto del equipo del Barça«Ojalá desapareciera todo lo que hay de juicio paralelo, tan deletéreo para la imagen de una de las instituciones más admiradas de nuestro país», dice Miguel Cardenal en el artículo que insertamos en esta Web, refiriéndose a los ataques que viene sufriendo el Barça.

Los ensayistas extranjeros han puesto siempre de relieve la rudeza española, su falta de sensibilidad, hasta el punto de que el gran historiador Kenneth Clark llega a excluir a España de los países portadores de «civilización». En gran medida es cierto, nos ha faltado siempre la suficiente generosidad para ponernos en el lugar de los demás, Por eso, considero muy elogiable el artículo del Secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, defendiendo al Fútbol Club Barcelona. Con independencia del respeto debido a la autoridad judicial y a la Administración tributaria, considero que es de una gran inteligencia apoyar, sobre todo desde la representación gubernamental que él ostenta, a una entidad como la del Barça tan ligada a la propia personalidad de nuestro país. En un momento como el actual, propenso a victimismos, el hecho de que se reconozca públicamente la relevancia para la Marca «España» de una institución catalana es de una importancia que no puede desconocerse.

La ADD como asociación jurídica atenta a todos los aspectos de nuestra compleja realidad política y cultural quiere hacerse eco de dicho artículo reproduciéndolo en su página Web y adhiriéndose a su contenido.

Plácido Fernández-Viagas Bartolomé. Presidente de la Asociación Derecho y Democracia
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Merece la pena leer el artículo completo de Cardenal, del que resaltamos estos párrafos:
«Un defecto desgraciadamente arraigado en nuestra sociedad y que va más allá del fútbol: la sana rivalidad frecuentemente es desplazada por un enfrentamiento enfermizo, en el que la expresión de la diferencia se lleva a cabo mediante la destrucción de lo común y compartido por todos. Alguno de los debates solo se explican sosteniendo que lo que los demás aportan a lo colectivo va en detrimento de lo propio, y eso niega el proyecto común. Ojalá desapareciera todo lo que hay de juicio paralelo, tan deletéreo para la imagen de una de las instituciones más admiradas de nuestro país» .
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